viernes, 14 de enero de 2022

Juventud



Una película dirigida por Paolo Sorrentino en 2015. Como es distintivo en las exitosas películas de este gran director quedaremos extasiados con su hermosa fotografía y música. No importa si de sus películas le guste o entienda la historia, de esa butaca no se pararán sin una fascinante sensación y elevación de los sentidos que produce la observación de lo bello.

Un compositor retirado (Michael Caine) y un director de cine que se aferra a su trabajo (Harvey Keitel) se encuentran en un Spa en los Alpes Suizos como solían hacer todos los años. Allí transcurre una tranquila y dura historia de dos viejos que se conocen desde siempre. Sus conversaciones basadas principalmente en los recuerdos van develando parte de su historia, logros y equívocos. Con un humor muy peculiar y a la vez cargado de nostalgia. Mientras se distraen se van realizando todo tipo de exámenes médicos, masajes, y deleites sensoriales. Un baño de placer para quienes ya se estaban despidiendo de la vida.

Con una mirada en el pasado analiza el presente sin descuidar el medio artístico al que pertenecen los protagonistas. Al director de orquesta le llega una visita inesperada que por su insistencia y peculiar pedido logra que el prestigioso director rompa una promesa y le lleve flores a su esposa enferma como gesto de despedida. El director de cine, Harvey Keitel, quien busca filmar su última gran obra maestra y su testamento fílmico en vida, se le cae el proyecto después que su actriz principal (una irreconocible Jane Fonda) renuncia a su papel porque decidió hacer una serie para TV que le darán beneficios para cumplir sus sueños de muchos años. “La TV es el futuro si es que ya no es el presente” le responde a un Harvey Keitel desbastado con tal decisión.

Toda la película es una apuesta sensorial que llega principalmente por lo que se ve y lo que se oye. Una exquisita música que corre a cargo de Fred Ballinger (Michael Caine) una música simple inspirada en el sonido de la naturaleza y en la sencillez de los instrumentos.

Toda esta riqueza acompañada de una gran elenco y actuaciones de lujo. El único personaje que resulta chocante a la vista es Diego Maradona en plena decadencia. Personaje que parece ser un sello en el cine de Sorrentino. Sorrentino relata la vida como una gran lección que en la juventud vemos cerca, pero con los años se nos va alejando.

Hay que buscarla, pero vale la pena sin lugar a dudas.

 

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