viernes, 29 de enero de 2021

La vida de los otros

 



Una película del 2006 dirigida por Florian Henkel von Donnersmarck está ambientada en la República Democrática Alemana en el año 1984. Un hombre solitario y bastante gris, el capitán Gerd Wiesler (Ulrich Mühe) es encargado de espiar a una pareja formada por un escritor de teatro, Goerg Dreyman (Sebastián Koch) y una popular actriz, Christa-María Sieland (Martina Gendek) lo cual le va cambiando la vida, emociones y su visión sobre el mundo. Gerard Wiesler es un competente oficial del servicio de inteligencia y espionaje de la Stasi, la temible policía secreta del régimen comunista de la RDA. Una obra de arte en cualquier sentido que pueda ser apreciada. Una inteligente denuncia a la pretensión de reducir a los seres humanos para que sirvan a los fines totalitarios. Excelente actuación, fotografía y música. Merecedora de numerosos premios entre ellos un Oscar como mejor película de habla no inglesa.

Un hombre totalmente entregado a la lucha por defender al régimen impuesto por el comunismo; un hombre frio y metódico sin atisbos de sentimiento alguno ni dispuesto a poner en duda su misión, se va transformando lentamente tras observar la vida de esta pareja que representa el amor, la vida creativa, la pasión por la escritura y la actuación. La pasión y el deseo que existe entre estos amantes espiados le hace sentir en toda su intensidad lo solitario que se encuentra, sin amigos ni amores y solo en contacto con un Estado totalitario negador y perseguidor de todo atisbo de humanidad y dignidad. Después de haber observado una escena amorosa contrata a una prostituta que le hace sentir la frialdad de un intercambio sexual basado solamente en una transacción monetaria. Terrible momento en que se desgarra un velo. Se le va cayendo un dios todopoderoso que hasta ese momento había determinado todo en su empobrecida existencia.

Como todos sabían los hogares de los escritores y otros personajes de la cultura eran sembrados de micrófonos para oír sus conversaciones y conocer sus pasos e intenciones en contra del Estado. Todos estaban bajo sospecha en un Estado que no le importan las personas y necesita controlarlo todo. Goerg Dreyman creía que a él no lo espiaban porque nunca había tenido ninguna represalia, sin embargo, su apartamento se encontraba lleno de micrófonos solo que Gerd Wiesler no lo delataba, mas bien lo encubría y protegía. La película expone con toda crudeza como en estos regímenes el ciudadano ya no es una persona, es una cosa más al servicio del Estado que se cree en derecho de disponer de sus pensamientos y actos. Se dispone de lo que el Estado permita todo lo demás no son opciones. Como Orson Wells dijo “todo lo que no es obligatorio está prohibido”.

Al ver de frente la mentira a la que consintió reducirse ya no tuvo vuelta atrás. Ser espectador de un goce, de una vida plena, de la libertad le plantean preguntas sobre su propia vida y las respuestas que va encontrando despiertan una certeza que lo precipitan a un renacer.  El desenlace de estas vidas y sus dramas será dejado para la evaluación y aprecio del espectador. Solo el despertar de los oprimidos puede hacer posible el derrumbe de estos regímenes que en el caso de Alemania se materializó con el derrumbe del Muro de Berlín. Una película que conmueve, estremece y que debería ser vista y debatida, especialmente, por las personas que estamos viviendo este drama en la actualidad.

viernes, 22 de enero de 2021

Y cerró el Gran Café de Sabana Grande.

 



En el año 1946 Henri Charriére, mas conocido como Papillon, inaugura en Sabana Grande el Gran Café. Sitio que perduró hasta la semana pasada cuando cerró sus puertas y con este gesto también damos por concluida la mejor época de nuestra querida Ciudad.  Este personaje que huye de la prisión francesa de la Isla del Diablo (frente a la Guayana Francesa) inaugura uno de los sitios emblemáticos de una atrayente y única Caracas. Se escapa de una cárcel, de la que no se había podido escapar nadie, navegando sobre un saco lleno de cocos. Tiempo después escribe su libro sentado en una de las mesas de su recién inaugurado café.

Este lugar emblemático de una atrayente Caracas se convierte en un centro de encuentro de la bohemia caraqueña. Lugar obligado donde se daban los encuentros de intelectuales, artistas, periodistas y visitantes de nuestra ciudad.  Interesantes conversaciones hicieron del Gran Café uno de los íconos inolvidables para los inquietos intelectuales caraqueños.

Era frecuente reunirse con amigos y participar de interminables debates sobre temas de interés para el momento. Allí se podía hablar de política, de economía, de los últimos libros publicados, de películas, poesía y teatro sin que corriera la sangre, ni uno quedara lastimado.  Conversaciones que podían cautivar hasta avanzadas horas de la madrugada sin sentirse amenazado por la delincuencia, aunque si abundaba la locura y la droga. Caracas era una ciudad bastante amable y las personas se conocían y se protegían.

Se podía disfrutar de las noches sin incomodidades y con gran placer. La zona también era propicia por la cantidad de restaurantes y tascas; se ofrecía una variedad de posibilidades gastronómicas exquisitas. El clima cálido y un cielo estrellado hacían de su espacio un ambiente acogedor que no ameritaba mayores adornos ni decoraciones. Personas muy disímiles, provenientes de distintas zonas y condición podían interactuar amablemente sin pleitos mayores ni actos peligrosos que lamentar. Claro que se formaban discusiones, pero se respiraba respeto y entendimiento. Era como si nos conociéramos, éramos como una gran familia. Se acabó el Gran Café.

Se desintegra en gran medida la disposición al intercambio inteligente, a la conversación interesante de personas con sólida formación. El recuerdo de una Ciudad que fue muy grata y afable; se va poco a poco perdiendo identidad y el recuerdo de la caraqueñidad. Hemos visto como se van acabando los sitios que hicieron nuestra historia y que conforman nuestra memoria. En cada sitio vivimos y tuvimos experiencias particulares que de alguna forma marcaron una manera de ser particular. El caraqueño de esos años era amable, cálido, amistoso porque vivía gratamente y recibía buen trato. Allí conocí a García Márquez y a Julio Cortázar en una de las tantas visitas que hicieron a nuestra ciudad. Allí tenía la oportunidad de interrogar y escuchar a Garmendia, a Miguel Otero, a Cabrujas Manuel Caballero y muchas otras personas quizás menos conocidas, pero no por ello menos interesantes. Allí me recitaron poemas y me escribieron cartas de amor en servilletas que aún conservo. Allí llegaba y de allí no me quería ir. En realidad, siempre queda algo de uno que no se despega de los lugares queridos, pero a uno lo arrancan…cerró el Gran Café.

Es aconsejable no quedar atado por la nostalgia para ver diáfanamente un futuro, para dedicar esas horas ensimismadas en pensamientos dedicados a lo que fue, en imaginar cómo será. Pero Cada día nos golpea un final, cada día nos sumergen en un nuevo dolor, en una nueva despedida. Me duele el Gran Café, me duele porque algo de mi se fue con él. Me duele como duelen las grandes renuncias, me duele una época que no volverá, me duelen experiencias que ya no se repetirán. Duele una historia fallida, duelen los finales cuando no son felices. Duele el Gran Café. Duelen nuestros fracasos.

viernes, 15 de enero de 2021

Mank



'Mank' (2020), el nuevo film de David Fincher para "Netflix International Pictures", tiene unos reflejos particularmente oportunos para nuestra época y los males que padecemos. Una época (1941) de cuestionamientos en el mundo del entretenimiento que arroja las primeras luces y denuncias de la influencia decisiva que ejercen los medios de comunicación masiva en la conducción política de cualquier pais.  Vivimos una revuelta considerable que sacude las diferentes sociedades en las que los medios han jugado un papel manipulador importante marcando tendencias y creando opinión. Una película provocativa de denuncia aguda que nos sumerge en interesante personaje del guionista alcohólico de “Ciudadano Kane” Herman J. Mankiewicz (Gary Oldman) su tensa relación con Orson Wells (Tom Burke) y su ira contenida por un magnate de la prensa William Randolph Hearst (Charles Dance) y por último su amante Marion Davies (Amanda Seyfried). Esta película nos ofrece una actuación magistral de Oldman.

La película se enfoca principalmente en la personalidad de Mank, escritor del guion, logrando una caracterización del personaje que abarca todas las escenas con una fuerza pasional arrolladora. Este personaje arroja con sabiduría y sin titubeos verdades que no todos están dispuestos a escuchar ni a tolerar, Mank no se calla. Pero no puede evitar irse destruyendo al mismo tiempo, el mismo no soporta la crudeza con la cual juzga y observa su mundo. Saca de sus miserias las joyas creativas con desparpajo y valentía. Un personaje apasionante al que no se le puede perder detalle sin quedar extraviados en la esencia de la narración. Este guion escrito por el padre de David Fincher se remonta al 2003, su deseo de lograr este film en blanco y negro hizo que se retrasara su filmación.

Relata su propia versión de cómo se escribió el guion del “Ciudadano Kane” merecedora de un Oscar en 1941. Hay quienes defienden la versión de un guion escrito principalmente por Herman J. Mankiewicz, mientras otros sostienen que fue modificado sustancialmente por Orson Wells. Está firmado por ambos y ninguno de los dos se hace presente para recoger su premio, pero después ambos agradecen y se reconocen. Fincher, como se ve en la película, se decanta por Mank. Trascurre la película en una muy hábil yuxtaposición de los tiempos, el período en que Oldman escribe el guion y las vivencias previas que le sirven de inspiración. Un uso de los tiempos que nos permite comprender quien era Mankiewicz y su visión denunciante de un mundo manipulador para favorecer tendencias políticas. Un personaje idealista que se compara con el Quijote y que presenta combate desde su propio infierno.

Fincher se interesa mas por ofrecernos un retrato de una personalidad fascinante que por defender la autoría de un escrito. Logra una caracterización extraordinaria. Un hombre que combate con toda su vitalidad un Hollywood sumergido en las oscuridades del poder. Podríamos afirmar que se introduce en el corazón de un mito de manera brillante. Mankiewicz fue despreciado y difamado al mismo tiempo que otras voces y visión lo encumbraron como un genio. Una gran película en toda su dimensión, estructura del guion, actuación, musicalización y denuncias al poder por un personaje quijotesco fascinante.

Disponible en Netflix.