viernes, 1 de octubre de 2021

Los Santos inocentes



Una película de Mario Camus (1984) protagonizada por Alfredo Landa, Terele Pávez y Paco Rabal. Nos sitúa en la España de 1960 en plena dictadura franquista y retrata a la perfección lo que fue España en esa época. En un ambiente rural podemos apreciar el contraste entre dos clases sociales y la manera desigual en sus condiciones de vida. Una familia acomodada, dueños de la finca, se comportan como verdaderos dictadores sádicos con una familia de criados que los ayudan en sus labores de campo.

Se trata del “señorito Iván” quien no tiene ninguna consideración con las personas a su servicio. Los criados viven en condiciones de miseria con sus propias tragedias y sometidos a la voz del amo: Paco “El bajo” y Régula, interpretados por Alfredo Landa y Terele Pávez. El cuadro familiar lo complementa Azarías (Paco Rabal) hermano de Régula con un retraso mental por lo cual se comporta como “un santo inocente” pero que termina con un acto que hace la revancha. Basada en el libro de Miguel Delibes.

A todo aquel que haya conocido a España de aquella época, las escenas que presenciarán les resultarán conocidas, así como los personajes y el trato entre las clases sociales. El ambiente rural y su transcurrir lento y pesado también fue propio de una España que se mantuvo muy retrasada en su desarrollo hasta que Franco muere.

Si algo quiere mostrar Camus con esta película es la dignidad humana sobre todo en el personaje femenino de una mujer que defiende y cuida de su familia bajo cualquier condición, Régula. Esta película leída en clave política nos muestra con frialdad y desgarro lo que es una dictadura. Las relaciones de poder y el desprecio hacia otros que se exhibió sin pudor en la era franquista. La película solo se pudo ofrecer al publico una vez que se instauró la joven democracia. Posee una enorme importancia para todo los que estamos bajo un yugo dictatorial. De una u otra forma nos confronta con nuestra propia historia, no solo a los españoles.

Personas buenas y serviles implorando clemencia, viviendo en condiciones infrahumanas y un “señorito” insensible tratándolos peor que a animales. Destaca el personaje de Azarías y su relación con la naturaleza, sus emociones se vinculan a las aves que son empleadas como señuelos para la caza. Las alimenta y acaricias y no perdona que las dañen. Provoca la historia que Camus nos relata un profundo repudio por el “señorita Iván” tanto como para sentir al final un alivio por un acto que puede ser visto como de justicia.

Hay que buscarla ya que no se encuentra en ninguna plataforma conocida. Muy recomendable.

 

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