Lo primero a resaltar de esta película es el nombre que le adjudicaron en Argentina “La elegida”. Su nombre original es “La Elegy” que significa poema triste. Hicieron una mala traducción que resulta muy desacertada para el poema triste que en realidad es este bello relato. Una película del 2008 dirigida por Isabel Coixet con la actuación de Penélope Cruz y el actor inglés Ben Kingsley, dos monstruos de la actuación. Se trata de la adaptación literaria del guionista Nicholas Meyer de la novela de Philip Roth “The Dying Animal”.
Un profesor universitario David Kepesh (Ben Kingsley) se encuentra en esa edad en la que ya se empieza a pensar en la jubilación y en una vida sin complicaciones, llenándose de valor para alejar de sí todo aquello que le incómoda cuando se tropieza con Consuela Castillo (Penélope Cruz) a quien seduce siendo su alumna. Una joven 30 años menor que él, quien también se siente fuertemente atraída por su profesor. Así comienza un romance donde David se muestra precavido por no creer que sean sinceros los sentimientos de ella, cree saber lo que está viviendo y se dispone a no terminar lastimado.
Un hombre apacible, respetado por su comunidad, vive solo y es, de vez en cuando, visitado por su amante con quien mantiene una relación fría. Tiene un amigo que le sirve de confidente e interlocutor y un hijo con quien mantiene una relación tensa y distante para evitar conflictos. Consuela llega a su vida llenándolo de incertidumbres e inseguridades, no termina de entender que a pesar de la diferencia de edad se comience a construir un vínculo estrecho y fuerte. Ella en cambio se entrega a este nuevo amor sin importarle ninguna convención. Es una mujer desenfadada que va rompiendo todas sus barreras.
Una relación entre un hombre mayor pragmático que a esas alturas juega a saber todo sobre la vida y no dispuesto a dejarse sorprender y una mujer joven entregada a vivir con intensidad. Sin embargo, nos enfrentamos a un final que cierra al poema triste. Una gran película porque nos muestra sin artificios dos vitalidades distintas en su relación con la muerte. La película mantiene una tensión apropiada sin miserias ni lástimas. Coixet es realmente una directora conocedora del sentimiento humano con un trato respetuoso y con una mirada muy aguda.
Altamente recomendada, lástima que no la encontré en ninguna plataforma conocida, hay que buscarla.
Con esta reseña Marguareando les desea Feliz Navidad y un mejor Año Nuevo. Nos encontramos nuevamente en enero.