jueves, 6 de agosto de 2020

Manchester frente al mar

Lee Chander y Randi

Una película neoyorquina nominada a seis premios Oscar. Casey Affleck obtiene su primer Oscar a mejor actor en 2016 por su interpretación de Lee Chandler, un personaje hosco, solitario, introvertido, con una vida que lleva arrastrada y sin ningún entusiasmo. Su director Kenneth Lonergan, poco prolífico en su filmografía, nos tiene acostumbrados a muy buenas producciones como “Puedes contar conmigo” y “Margaret” todas narran el drama humano de seres que han sufrido una gran tragedia. Al ser interrogado por su poca prolífica producción, contesta que él no busca las películas, sino las películas lo buscan a él. Gana con esta última filmación como director un Oscar y un Bafta como mejor guion original.

Se trata de un melodrama encabezado por un elenco de lujo: Casey Affleck, Michelle Williams, Kyle Chandler, Lucas Hedges, Matthew Broderick y Gretchen Mol. Difíciles y magistrales actuaciones sobre seres que representan en todas sus manifestaciones un dolor desgarrante y la culpa. Nunca pierden sus escenas sensibilidad y profundidad en las emociones que se apoderan del primer plano en intensión de transmisión. La actuación de Casey Affleck es magistral como pocos actores lo lograrían en la cinematografía de la actualidad. Lee vive en Boston y trabaja en mantenimiento de viviendas en un condominio donde tiene que lidiar con clientes y en las noches en los bares buscando pleitos por su carácter irascible. Una vida triste marcada por una terrible tragedia se ve alterada por la muerte de su hermano, Kyle Chandler, por lo que tiene regresar a su tierra y a sus dolorosos recuerdos. Allí es confrontado por la relación con su sobrino que le confía el padre antes de morir. Lee no sabe que le fue otorgada la custodia del adolescente y queda sorprendido pero abatido. Establece una relación ambivalente con su sobrino adolescente del que no puede hacerse cargo, no quiere y no puede trascender su dolor.

Con un ritmo sosegado, lento acorde con la tragedia que vamos descubriendo en cada uno de los movimientos y diálogos de Lee. Dos escenas valen toda la película, el despliegue emocional que se produce entre Lee y su exesposa (Michelle Williams) una vez que se vuelven a encontrar. Se produce un estallido de amorosas y tristes miradas, de acercamiento y huida, de profundo dolor y nostálgicos recuerdos, una escena sin palabras que muestran a unos actores de primera, a unos titanes de la actuación. Una escena que conmueve profundamente. La segunda escena es un sueño de Lee que recuerda el fantasma relatado por Freud en “Interpretación de los sueños”. “Padre no ves que estoy ardiendo” un reproche que señala la inevitable falla paterna y la culpa siempre presente. Esta escena nos revela el terrible sufrimiento no superado por Lee. Una pesadilla permanente que lo mantiene como un fantasma que vive sin querer vivir. No busca, ni espera redención alguna.

Un drama relatado con una sensibilidad conmovedora y un respeto loable al espectador y a la historia.

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