Regresa a su país Costa-Gavras con la muy interesante producción de una película basada en el libro de Yanis Varoufakis. En el 2015 Grecia atraviesa una terrible crisis financiera que obliga a la Unión Europea a intervenir para enderezar una economía que podía poner en peligro al resto de los países. El cine de Costa-Gavras es muy respetado por ser siempre una critica descarnada y frontal de las injusticias mundiales. Esta vez denuncia el oscuro funcionamiento de la Unión Europea y la dura y valiente batalla que tiene que librar el ministro de finanzas griego Varoufakis que terminan provocando su renuncia. Hay que destacar la fabulosa actuación de Christos Loulis dando vida al personaje. Costa-Gavras cuenta con 86 años y tenía 7 años fuera de la industria filmográfica. Recibe el premio Donostia.
“Comportarse como adultos” le debe el nombre a la directora del FMI que ya agotada por las infructuosas discusiones exclama “hacen falta adultos en esta habitación”. Esta película nos lleva a 2015 para recordarnos como Syriza, un partido de izquierda, se impone en las elecciones de Grecia con la promesa de salvar la economía del país en crisis y cada vez mas arruinado con las subidas de impuestos, los recortes sociales y los “rescates” de la Troika. Intentan renegociar la deuda para dar un respiro a la agobiada sociedad griega. Chocan contra el muro de la banca de Alemania que constituye el auténtico poder que mueve las políticas de la Unión Europea. La única solución es cumplir con lo pactado por el anterior gobierno o salir de la comunidad del euro. Costa-Gavras lo presenta como seguir exprimiendo al pueblo griego.
Si de algo peca la película es pintarnos un escenario de buenos y malos donde vencen los malos explotadores de los pueblos indefensos. La verdad es que el mundo no puede verse de forma tan maniquea. Los intereses y equilibrio económico de toda una región tienen un peso considerable en las decisiones que debe asumir Merkel y el pueblo griego también debía asumir su cuota de responsabilidad en la crisis del país. Siempre difícil la justicia cuando se trata de procesos de comunidades enteras que tienen que atravesar periodos de muchos sufrimientos.
Un Alexandro Bourdoumis no tan acertado en el papel del presidente Alexis Tsipras, quizás por esforzarlo en su presentación como un títere, que no lo fue. Al final de la película en un baile que representa las trampas y enredos de la película lo muestran como un rehén de los hilos de poder.
Aplaudo, sin embargo, el empeño y compromiso de Costa-Gavras que ha dedicado toda su existencia como director de cine a la denuncia de lamentables injusticias en muchos lugares. La denuncia social, las salvajadas y los asesinatos impunes que han sufrido gente honorable en la historia de los últimos años.
Aunque no estemos de acuerdo con la totalidad de su planteamiento es, sin duda, una de las películas más interesantes de la oferta del Festival Francés, disponible en la cartelera de Trasnocho Cultural.
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