viernes, 2 de julio de 2021

El crimen de Georgetown



Una película de 2019 dirigida por Cristopher Waltz, guion de David Auburn. Donde actúa el propio Cristopher Waltz y la prestigiosa actriz Vanessa Redgrave. Excelente película para entender lo que es un psicópata de los que tanto se habla en un mundo en el que pareciera se han multiplicado de forma alarmante, alcanzando posiciones de poder y perpetrando horrendos crímenes que quedan impunes. Ulrich Mott (Cristopher Waltz) es un escalador social excéntrico que cree tener fabulosos planes para llevar a cabo como política exterior de los estados Unidos. Enamora a una influyente dama 40 años menor que él, Elsa Brecht (Vanesa Redgrave) de quien se sirve para relacionarse con importantes personajes de la política. Sabe siempre a quien tiene que adular y cómo hacerlo para lograr sus metas. La única que no cae en sus redes seductoras es la hija de Elsa, quien se horroriza con la decisión de su madre de casarse con ese hombre. Ella ve claramente como la utiliza.

Exhibicionista y excéntrico se paseaba por las calles de Georgetown (Washington D.C.) vestido de militar, saludando a vecinos quienes no dejaban de verlo como un extraño personaje. Junto a su esposa hacían cenas con lujosos menús a las que concurrieron embajadores de Barak Obama, jueces del Tribunal Supremo e incluso el anterior vicepresidente, Dick Cheney. Esta historia hubiera pasado como una cualquiera de un matrimonio de conveniencia obsesionado por el poder si no termina Mott asesinando a su mujer.

Despues de varios maltratos en el 2002 Mott conoce a un hombre de quien se enamora y se va. Acepta un trabajo en un hotel el Embassy Suites de Georgetown. Le dura poco este romance regresando con Elsa que ya para ese entonces estaba adicta a sus delirios, para volver a caer en sus espirales de abusos. En 2006, después de una de las agresiones más graves, en la que llegó a golpearle repetidamente la cabeza contra el suelo, Mott abandonó de nuevo a Elsa, parecía que definitivamente, y desapareció del mapa. Reapareció por correo electrónico, enviando sesudos informes con una vistosa data en cada una de sus misivas: “Villa Zaratustra, Sadr City, Irak”. Sostenía Mott que había sido contratado como asesor del líder chiita Muqtada al Sadr, y que tenía en su agenda poner punto y final a la guerra de Irak.

Se hallaba en realidad en Miami, donde trabajó como empleado de un hotel. Su mujer parecía saberlo, como sabía de su homosexualidad. Finalmente, le permitió que regresara a casa en 2008, para iniciar un nuevo ciclo de mentiras y abusos. Mott se volvió aún más excéntrico. Fue entonces cuando se enfundó en el uniforme militar y se hizo pasar por alto oficial del Ejército iraquí.

Según la policía, el 11 de agosto de 2011, Mott tuvo una cita con un hombre paquistaní al que conoció en Internet. Quedaron a tomar algo y pasaron por casa de unos amigos. Mott acabó completamente ebrio, tan incapacitado que le tuvieron que dejar a la puerta de su domicilio. A la mañana siguiente fue a dar su rutinario paseo, disfrazado de general iraquí. Al volver, llamó a la policía y notificó que su mujer, de 91 años, se hallaba inconsciente en el baño. Tras una breve investigación se declaró a la casa como escenario de un crimen, se presentaron cargos y actualmente se encuentra en un Hospital psiquiátrico a la espera de un juicio.

 

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